El plebiscito por la paz, la
decisión entre el sí y el no, las
consecuencias posteriores a la votación van a generar transformaciones por
cualquiera que sea el rumbo que se tome, es inevitable.
Pero precisamente eso debe
darse, se debe votar y para esto se debe tener criterio. A pesar de que los
canales televisivos con más rating dan una somera y negativa opinión con sus
noticieros, como el claro ejemplo de Claudia Gurisatti de RCN y su dirección
que deja mucho que desear en cuanto a ética periodística, plantean una
ideología para influenciar a las personas sin siquiera intentar disimularlo.
De esta necesidad de análisis, argumentos, criterio, posturas es
que se generan medios alternativos. Tal como dice Flavia Freidenberg “las
nuevas tecnologías permiten nuevas oportunidades para la democracia”.
Sin embargo, a pesar de que
los medios alternativos pueden llegar a tener un gran alcance, no sólo depende
de quienes producen sino también de la sociedad y que compartan el contenido
diferente, que plantean postura crítica y no sólo se quedan con lo superficial –si
aún no cree, busque “El Oso Noticias” en Facebook, actívese-.
No sólo las redes sociales
son un gran arma contra la pasividad y la abstinencia crítica sino que también
podría proponerse el voto electrónico para una mayor facilidad de actividad
política, países como España ya lo han implementado y en algunas otras ciudades
del mundo a modo de prueba, cada quien lo adapta según su entorno para que
funcionen; si se desarrollan los métodos indicados donde se garantice
privacidad e identidad, no tendríamos que estar buscando el puesto de votación a
una hora y media en MIO por no haber tenido tiempo de registrarse en una de las mesas para votar.
El problema es que la población
colombiana se subestima a sí misma, no se cree capaz; se alardea de una berraquera
por salir adelante pero cuando hay que poner más de la mente que de la fuerza, a
la gente le da pereza. Toman una actitud taciturna que no se permite ser ciudadanía activa,
pendiente, preocupada, propositiva. Que no se pone en la tarea de investigar
qué tanto es que están acordando en la Habana, por qué el senador Uribe quiere
a toda costa el no, por qué los de la ultraderecha critican tanto que se venda “¿Quiere
paz o quiere guerra?”, pero cuando ellos lo utilizan para referirse al
conflicto con los guerrilleros si no tienen problema.
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